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Bruno Filippi

B FBruno Filippi (1900-1919) fue un anarquista egoísta e individualista italiano. Nació un 30 de marzo en Livorno (Italia) y murió en 7 de septiembre en Milán (Italia) al estallarle prematuramente una bomba que pretendía colocar en un lugar de reunión de las personas más adineradas de la ciudad.

Poco se sabe de él. De chico su familia se mudó a Milán, esto fue clave para unos años más tarde conocer y adentrase en los círculos de individualistas-anarquistas de dicha ciudad. Enrico Arrigoni lo introdujo entre los anarquistas, y Renzo Novatore fue un gran cómplice, amigo y camarada en su corta pero indómita vida.

Leyó de muy joven a Max Stirner, Nietzsche, Michelstaedter, Schopenhauer, Ibsen, etc, esto lo llevó a su individualismo pasional, anárquico e iconoclasta, lleno de cinismo , entusiasmo destructivo y rebeldía anti-social.

Y mientras tanto, yo me rio de tu grotesca y sangrienta multitud, me río tanto que ya no veo a nadie, y me parece que la humanidad es una inmensa llaga gangrenosa que vomita continuamente denso pus putrefacto. Y esta llaga se mueve, se agita, cubierta de costras que luego desaparecen, para dar paso a otro derrame de materia putrefacta.
¡Y yo río y río!… Así escribía y así reía este joven anti-social.

A sus quince años ya había sido etiquetado como «peligroso» por parte de las autoridades por sus participaciones en revueltas callejeras. Enrico Arrigoni recuerda aquel día en el cuál se lo acusa de matar a un manifestante, que estaba entre los revoltosos anarquistas pero quien había sido abatido por la policía. El empleador de Bruno -un farmacéutico- sería el testigo en su contra, su prueba: un arma que solía portar Bruno. El día anterior a que «su jefe» declarara, Arrigoni y un puñado más de anarquistas destrozaron la farmacia como advertencia.

Carlo Molaschi, editor y colaborador en su momento de periódicos como Il Libertario y Cronaca Libertaria, lo conoció y así se refería a Filippi: Miraba al mundo con ojos asombrados porque sentía que todo le era hostil. Buscó la libertad en la vida salvaje y la civilización le negó el sol y el bosque. Buscó la dignidad del trabajo humano y la sociedad le ofreció la esclavitud del trabajo bestial. La vida en él era exuberancia y energía. Su imperativo categórico era actuar.

Tras su muerte Renzo Novatore también le dedicaría algunas palabras: Él se rompió mientras rompía las cadenas que ustedes, Unidos en cobardía y de manera odiosa en su calidad múltiple como lunáticos peligrosos, remacharon lógica y moralmente a sus muñecas rebeldes de veinte años de edad, con el fin de aplastar a su unicidad, su misterio, porque era incomprensible para ustedes, precisamente como debe ser la mente complicada de quien se siente completo en sí mismo. Bruno Filippi odiaba. Pero las fuerzas del Odio no aplastaron los poderes del Amor dentro de él. «Él se inmoló en un abrazo fecundo con la muerte porque él amaba locamente la Vida».

En el verano de 1919, los anarquistas individualista, iniciaron un ataque directo contra los ricos de Milán, y Bruno Filippi participó y ejecutó algunos. En su ensayo ‘Habla la Dinamita’ dice: Desde la explosión en la corte, una serie de acciones ha arrojado a la gorda burguesía milanesa al desorden y al miedo. El primero en ser atacado fue el industrial Giovanni Breda, propietario de la conocida empresa de belicistas del mismo nombre. Escapó de un ataque con ácido sulfúrico y una bomba que explotó en su villa. Luego fue el turno del senador Ponti. Fue presidente de la sociedad mecánica de lombardo. También tiraron una bomba contra su casa. Pero todo se limitó a explosiones formidables y daños a las casas. ¡La fortuna favorece a los belicistas! Otra bomba fue encontrada sin explotar en la estación central.
¡La entrega de bombas avanza con diligencia! Solo se hace en casa.

Así, ese mismo año, subiendo los escalones del edificio donde se encontraba el «club de nobles», Bruno llevaba una bomba, con la esperanza de destruir este lugar de reunión para las personas más ricas de la ciudad. De repente, la bomba explotó, matando al joven anarquista.

Carlo Molaschi lo recuerda así: Hijo de la revuelta, átomo de eterna violencia anarquista, pasó por la vida como un rayo. Un grito y un espasmo de dolor: se quemó en una hoguera para iluminar con un resplandor trágico toda la iniquidad de un mundo que detestaba.

Bruno Filippi colaboró habitualmente con el periódico Iconoclasta! quienes en 1920 editaron un folleto de sus escritos titulado ‘Escritos póstumos de Bruno Filippi’.

Algunos de sus escritos en español:

El Arte Libre del Espíritu Libre
Un Capítulo Cerrado
En Defensa de Mata Hari
Iconoclasta
La Federación del Dolor
Il Me Faut Vivre Ma Vie
Un Día Apagado
Habla la Dinamita
Guerra y Paz
Cartas desde la Cárcel (1915-1918)

Sobre Bruno Filippi:

Anarquía Subversiva: Individualistas, Iconoclastas y Nihilistas Contra el Fascismo (por Renzo Connors)
En el Círculo de la Vida (por Renzo Novatore)

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